Toc-toc ... Piedad
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La columna
Lo difícil de nombrar
Piedad es lo que necesita el Metro
Cuando las manos caminaron por un cuerpo ajeno hasta posarse en la vulva, nadie reclamó nada. Nadie reclamó mantenimiento, ni alegó sabotaje, ni sospechó del viejísimo sindicato, ni pensó en pedir presupuesto para una campaña ejemplar que acabara con los acosadores para dar paso a la paz para las mujeres dentro del Metro. Décadas en las que el letrero de “no viajas sola”, al lado de un número de teléfono, se volvió un simple letrero. Tiempos tercos en que la separación de mujeres y hombres sólo mostró la incapacidad para convivir.
Pero la vida sigue. También la muerte. A ellos los sentimos rebasar nuestros pasos y estrellarse contra el tren que se asoma en el túnel. Somos testigos de cómo su desesperación logra “sabotear” las vías y detener al tiempo. El Metro se afecta, se suspende, se cierra, como si quisiera espacio para reponerse de esa maldita tristeza. Desde que se llama Metro ha recibido en sus vías a quienes han buscado entregar la existencia porque les resulta insoportable. Pero, el Metro, jamás ha reclamado dinero para convertirse en un espacio de campañas de salud mental.
Su carácter es estoico.
Por eso ha soportado a las mafias que lo han recorrido desde que nació. Los vagoneros surgieron en la Línea 1 poco después de que el ex Presidente Gustavo Díaz Ordaz lo inaugurara. “10 pesos te vale, 10 pesos te cuesta” es una oferta que tiene detrás a liderazgos heredados, cuotas y explotación. Tampoco, el Metro, se ha atrevido a pedir recursos para poner orden a esta informalidad en su entraña.
En enero de 2023 asistió a una racha de accidentes dentro de sí. Primero un choque de trenes en la Línea 3; después, humo en la estación Nezahualcóyotl de la Línea B, un incendio en el Cetram Pantitlán, más humo en un tren de la Línea 5.
Desde hace mucho, el metronauta sabe que camina sobre un territorio perdido y riesgoso. ¿Cómo reponerse del trauma del incendio del 9 de enero de 2021 si ocurrió justo en el cerebro del Metro? El dirigente del sindicato, Fernando Espino Arévalo (con ese cargo desde 1978), expuso que se trató de “una falla anunciada” porque el equipo tenía 51 años de operación cuando su vida útil era de 30. La entonces directora Florencia Serranía ( ¿Dónde está ahora?) negó que faltara mantenimiento e interpuso denuncias “contra quien resulte responsable”.
Pero vendría más desgracia. Suele pasar cuando una enfermedad no es atendida. La noche del 3 de mayo de 2021 se desplomó parte de las vías elevadas de la Línea 12, próxima a la estación Olivos. Eso mató a 26 personas y lesionó a 104. Era la llamada “línea dorada”, la vena más joven. Una obra magna realizada mientras Marcelo Ebrard Casaubón gobernaba la Ciudad de México (2006-2012).
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La jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum Pardo, se enredó frente a las enfermedades del Metro. Su ausencia aquel fatídico sábado 7 de enero cuando el choque de trenes le causó la muerte a Yaretzi Adriana, de 25 años, y heridas a otras tres personas, no alcanza justificación. Sin embargo, Claudia canta en la reinaguración de un tramo de la Línea-12, ahí donde está la herida.
Desde entonces, las versiones surgen y se pierden en un laberinto. Sheinbaum Pardo no abandona la hipótesis del sabotaje. Esa presunción genera cuatro denuncias en la fiscalía capitalina. El Presidente Andrés Manuel López Obrador apoya esa sospecha. Por su orden, desde el 12 de enero, seis mil elementos de la Guardia Nacional están en las 195 estaciones debido a episodios “fuera de lo normal”. En el extremo, el 17 de enero, Viviana es vinculada a proceso porque se descubrió que las aspas de plástico de una lavadora sobre las vías, eran de ella. En las siguientes horas, es exonerada.
Guillermo Calderón, director del Metro, brinda una conferencia en la que sostiene que grupos del crimen organizado se roban el cableado. El líder sindical, Fernando Espino, sostiene en entrevistas que los trabajadores no sabotean al Metro, que ello es absurdo, que eso sería como un ataque a sí mismos. Ninguna denuncia en la fiscalía tiene resultados.
Nada de eso logra sanarlo. Porque lo que necesita es dejar de ser ese que ha sido: un botín político. Sí, piedad es lo que necesita el Metro.
LA LLAVE MAESTRA
Una historia de datos abiertos
EL BAÚL CERRADO
Relatos de asuntos ocultos por el poder
Eso fue La Cerradura. Hasta pronto.
Linaloe R. Flores
Periodista