Toc-toc ... Debanhi se perdió en la bruma de la batalla en contra del machismo en México
Dos décadas del Inmujeres y Debanhi se quedó sola al lado de la carretera. Gasto del Parque Bicentenario: sin rastro
Muy buen día y buena semana. México tiene 21 años con legislación en contra del monstruo machista a través del Inmujeres y sin embargo, Debanhi se quedó sola al lado de la carretera.
#Unanotadedatosabiertos
La LLave Maestra
La otra realidad que se le prometió a Debanhi
“Empezar una reunión sin hablar de esto, me parecería un agravio a todas las mujeres”, dijo la escritora Margo Glantz al ser homenajeada en la Fiesta del Libro y la Rosa de la UNAM, el pasado sábado 23 de abril. La feminista, estudiosa de sor Juana, se refería a la muerte que acecha a las mujeres en México.
Todas las conversaciones deben empezar así en México después de que el cuerpo de Debanhi Susana Escobar Bazaldúa fue encontrado sin vida en una cisterna, después de 13 días de desaparición de la carretera de Monterrey a Nuevo Laredo.
Su última fotografía se la tomó el chofer del taxi que le enviaron las amigas con quienes salió a una fiesta. Se volvió un símbolo. Está al lado de la carretera, sola y con la noche a cuestas. El retrato de la soledad de Debanhi no es el único. En Monterrey, Nuevo León, al momento de esta carta, están perdidas otras ocho mujeres y niñas. Se llaman Yolanda Martínez (26 años), Allison Campos (12 años), Paulina Solís (16 años), Celeste Tranquilino (16 años), Karen Valencia (24 años) Diana Cárdenas (28 años), Yolanda González (32 años) y Sofía Sauceda (15 años).
Pero ese es apenas un pedazo de la tragedia. Cuando las brigadas de búsqueda rastreaban en pueblos y caminos para encontrar a Debanhi; en El Fuerte, Sinaloa, el monstruo feminicida arrancó otra vida. Itzel, de 21 años, fue asesinada a martillazos por Hueman ‘N’, su supuesto pretendiente, de 33 años. Ella trabajaba en una estética. Él la llevó con engaños a la casa contigua. Ahí mismo la enterró. Ahí mismo la encontraron después de poco más de 24 horas de desaparición.
El Inmujeres, la estructura para generar seguridad para las mujeres en México, existe desde 2001. Entonces, ¿por qué pasa esto? ¿Por qué nos encuentran en las cisternas? ¿Por qué nuestros cuerpos nadan en aguas sucias o están cubiertos de tierra? ¿Cómo se permite que caigamos ahí?
Si los datos abiertos hablan de un organismo, los de este instituto indican que permanece anclado en la burocracia sin mayor relevancia ni protagonismo, como un fantasma que chupa recursos para gastarlos en café, reuniones, viajes o mantenimiento de oficinas. Como proyecto languidece frente a otros. Su gasto, entre 2019 y 2022, fue 9.1 veces menor que el de la revocación de mandato y será 5.1 veces menor que el costo proyectado para mantener el avión presidencial este año.
En 2001, apenas dos años antes de que Debanhi llegara al mundo y en el mismo año en que nació Itzel, con la creación del Inmujeres, el Estado mexicano prometió alcanzar la igualdad sustantiva. Vicente Fox Quesada había ganado la presidencia de la República. Era, por primera vez, un mandatario emanado de la oposición y entonces, se dibujó un futuro más transitable. Tres años después, el organismo empezó a desmoronarse por escándalos de viajes millonarios que no aterrizaban en nada. Navegó entre críticas, pero sobrevivió conforme pasaron dos décadas. Un día, en el gobierno de Enrique Peña Nieto, se planteó su desaparición, pero grupos feministas lo defendieron.
21 años después de la presentación del Inmujeres, Mario Escobar desfiló por Galeana, Nuevo León, con el féretro de su hija Debanhi, entre globos blancos y canciones de adiós. Él, quien no descansó en su búsqueda. Que le gritó al fiscal que localizó el cuerpo: “¡Aquí ya habían buscado!”. Quien resistió. Quien insiste en que no se detendrá mientras no encuentre claridad. Quien alza la voz porque su esposa, Dolores, ha tomado la decisión de guardar silencio.
Hoy todos los textos y conversaciones deben empezar con ellas.
#LosExpedientesOcultos
El Baúl Cerrado
Gasto del Parque Bicentenario: sin rastro
Como la Estela de Luz, Playa Espíritu o la Plataforma México, el Parque Bicentenario fue una obra colosal construida en el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012) que en la siguiente administración no pudo ser mantenida. Fue concebido como pulmón de la Ciudad de México en el terreno que ocupó la refinería 18 de marzo de Petróleos Mexicanos. En su espacio se planeó un auditorio al aire libre, un museo, un lago, una planta de tratamiento, cinco áreas de estacionamiento, cuatro jardines, tres invernaderos con bioclimas internos, un orquidario, 5,000 árboles, una ciclopista de 3.6 kilómetros, canchas de basquet, voley, voley de playa, futbol, skatepark, gimnasio al aire libre y un área de picnic. Lo inauguró el entonces primer mandatario en 2010. El 12 de octubre de 2017, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales –en el gobierno de Enrique Peña Nieto– lo entregó al Instituto de Administración y Avalúos de Bienes Nacionales porque “ya no contaba con presupuesto para mantenerlo” y este lo dio en concesión a Operadora de Proyectos de Entretenimiento. Y entonces, ¿cuánto nos costó el parque? Felipe Calderón Hinojosa no dejó registro de la inversión.
Consulta de datos: Portal de Obligaciones y Transparencia
Hasta la próxima semana. Que los datos abiertos resulten útiles.
Linaloe R. Flores
Periodista