ROMERO DESCHAMPS SE QUEDA, PESE A TODO
Parte del dinero público que recibió es para construir un mega deportivo que en "su honor" llevará su nombre en la posteridad
México no logra despedir por completo a Carlos Antonio Romero Deschamps. Parte del dinero que negoció en secreto con Emilio Lozoya Austin en 2013 para la “caja chica” del sindicato es usada en estos momentos en la construcción de un deportivo millonario que llevará su nombre.
Por Linaloe R. Flores
(La Cerradura).- Carlos Antonio Romero Deschamps, nacido en Tamaulipas en 1943, contratado como conductor de un camión de pipa a los 26 y dirigente del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) durante casi tres décadas, fue la encarnación del poder, los excesos, la opulencia inexplicable y la evasión de la justicia.
También de cómo en México alguien puede llegar a ser “el rey”, en el sentido de José Alfredo Jiménez. Porque, incluso ahora, cuando está fuera del sindicato y ya no tiene empleo en Petróleos Mexicanos (Pemex); hoy, cuando la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público interpondrá demandas en su contra; en estos días, cuando su paradero en lo público, es desconocido, su nombre se cubrirá de gloria y así quedará para la posteridad.
Parte del dinero público que recibió en secreto de Pemex entre 2013 y 2017 (en el gobierno de Enrique Peña Nieto) es usado en estos momentos para la construcción de un mega deportivo en Cárdenas, Tabasco. Será un complejo con canchas, albercas y gimnasios, según un video que colgó en YouTube la sección 26 del STPRM, en febrero del año pasado.
Hasta ahora, Estrategia Estructural, la empresa que lo construye ha recibido 137 millones 556 mil 873 pesos, según una extracción de datos de la categoría “egresos de la cláusula 251 bis” en el portal de transparencia del STPRM. La constructora es del empresario Salvador Álvarez Hoth, uno de los hombres más cercanos al ex líder sindical.
Así, el nombre del hombre que encarna la corrupción en México, quedará con honores.
EL SILENCIO QUE GENERA DINERO
El 25 de junio de 1993, Carlos Antonio Romero Deschamps fue elegido por primera vez como secretario general del STPRM. En esa fecha, se le conocería la voz porque en las décadas subsecuentes, pese que sería senador y diputado, sus intervenciones públicas serían muy pocas. Dijo ante los trabajadores petroleros: “El sindicato ya no será un Estado dentro de un Estado ni se creerán divisiones artificiales para mantener el poder … No iré tras el personalismo que busca consolidar un prestigio que sólo la posteridad puede dar”.
Con sus palabras rompía con sus antecesores, Joaquín Hernández Galicia “La Quina”, (Q.E.P.D) detenido en 1989, y Sebastián Guzmán Cabrera (Q.E.P.D). A “La Quina” lo llamó “cacique de horca y cuchillo” y le atribuyó “la posesión de ranchos, fábricas, ganado o tiendas cuya procedencia era el despojo de los compañeros del sindicato”. De Guzmán Cabrera insinuó que no fue nada transparente con el destino del dinero del sindicato recibido de Pemex.
28 años después, su nombre está en un archivo de denuncias que empiezan en el episodio conocido como el “Pemexgate”, un desvío de mil millones de pesos a favor de la campaña presidencial del Partido Revolucionario Institucional, cometido en 2000 a través del sindicato. Siguen con la solicitud de juicio político a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) hasta malversación de fondos sindicales, complicidad en el robo de gasolina, negociación de plazas y violación de los estatutos laborales. Los denunciantes han sido instituciones como la Alianza Nacional Democrática de Trabajadores Petroleros, la Gran Alianza Nacional Petrolera, la Unión Nacional para el Desarrollo Social de Trabajadores de la Industria Petrolera y el movimiento Petroleros Activos en Evolución por un México Nuevo.
Los escaños en la Cámara de Diputados los tuvo en los periodos 1979-1982, 1991-1994, 2000-2003 y las curules en el Senado de la República de 1994 a 2002 y de 2000 a 2018. De modo que en esos años gozó de fuero. Su personaje público estaba cubierto de opulencia. No tenía reparo en aparecer en la Cámara de Diputados con un reloj de oro de la marca Rolex. Mientras, las redes sociales exhibían su yate, sus casas de Acapulco y Cancún, el Ferrari de su hijo o el interior de un avión privado donde iba su hija al lado de sus mascotas. Pero en el manejo de los recursos, siempre privilegió el ocultamiento.
La opacidad la practicó de principio a fin, pero la llevó a su máxima expresión cuando, en la negociación del contrato colectivo del trabajo de 2013, con Emilio Lozoya Austin, en ese momento director de Pemex (hoy en prisión domiciliaria), logró esconder la 251-bis. Era el director número 9 de la petrolera con quien el líder negociaba. Los resultados del encuentro fueron históricos. Al convenio le añadieron una acotación: la cláusula tendría un aumento de 138 por ciento, pero además, a partir de ese momento, ya no sería publicada en el documento.
Para ello, estipularon la cláusula 258 que, a partir de entonces, indicaría que el contenido de la 251 bis quedaría bajo confidencialidad junto a otros acuerdos. Así, los contratos colectivos de trabajo correspondientes a los bienios 2013-2015, 2015-2017 y 2017-2019 del sindicato petrolero aparecieron sin la cláusula 251 bis.
Esa cláusula fue una especie de “caja chica” a través de la cual, Pemex le entregaba a la cúpula del sindicato cantidades millonarias en tres exposiciones: antes del 1 de mayo, antes del 18 de marzo y antes de la revisión anual del Contrato Colectivo de Trabajo, según la revisión de los contratos en la página de la empresa del Estado.
Con el dinero secreto de la 251 bis, se gastó en la fiesta de los petroleros (tres millones 356 mil 197 pesos que se distribuyeron entre banqueteros y hasta una constructora), se compraron periódicos, revistas y folletos (ocho millones 408 mil 600 pesos) y se erogó en Estudios y Gestiones (14 millones 715 mil 379 pesos), según la comprobación de gastos en la página de transparencia del sindicato.
Pero, de acuerdo con los propios números del sindicato, el gasto importante, hasta ahora, es el centro deportivo que llevará el nombre de Carlos A. Romero Deschamps.