El novelista, dramaturgo, editor, documentalista y cineasta se fue ayer por una afectación cardiovascular. Criticada como ninguna cuando apareció, su novela El Vampiro de la Colonia Roma se convirtió en un texto de culto.
(La Cerradura).- “Soy un viejo inútil pero a cambio hago cosas que otros no saben. Por ejemplo, edito; tengo un documental llamado Angélica María frente al mar, lo he editado como veinte veces. Digo esto para compensar mi inutilidad”.
Eso le dijo el escritor Luis Zapata Quiroz al periodista Víctor González en una entrevista publicada en Milenio el 23 de noviembre de 2014. Luis Zapata Quiroz sufrió un paro cardiaco hace un mes. Fue hospitalizado y sus gastos superaron el millón de pesos. Amigos y lectores contribuyeron, según se publicó en redes sociales y diarios de la Ciudad de México. La tarde de ayer se fue como vampiro, sigiloso y con cierta discreción.
El Vampiro de la Colonia Roma, su obra maestra, salió en 1979. El personaje es un joven cuya atmósfera es la noche de la Ciudad de México en los setenta.
Se llama Adonis García y la prostitución homosexual, la enfermedad y el hastío son sus etapas. Un vampiro disruptivo que volvió las miradas al mundo gay y que solía ir al Sanborns de Niza a “putear”. Un chichifo; es decir, un homosexual de clase media-baja, inmigrante provinciano en la Ciudad de México, que se gana la vida de muchas formas, tantas como la noche ofrece. Sin culpas.
Apenas con algunos antecedentes (El diario de José Toledo de Miguel Barbechano Ponce, de 1964), Adonis García apareció en los anaqueles, a veces cubierto con una bolsa de plástico (como se envuelven las publicaciones semi prohibidas o sexuales en México), un año después de la primera manifestación gay en la capital del país que, según la Secretaría de Cultura, ocurrió el 26 de julio de 1978, durante la marcha por el aniversario de la Revolución Cubana, con una treintena de participantes que integraban el Frente de Liberación Homosexual en México. El monólogo del vampiro aparecía generoso, como chorro de palabras, sin signos de puntuación:
“y tú ¿qué vas a hacer cuando dios se muera?”
“yo creo que a mi no me tocó destino”
La crítica la destrozó. En las aulas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) era mencionada, pero no obligada. Era Literatura sin género, sin cajón de sastre, sin un sitio donde encajar. Era Luis Zapata quien después se iba a desenvolver, prolífico como ninguno, en un abanico de géneros como cuento, crónica, guión de cine y obra de teatro. En este último escribió Regalo de Cumpleaños (2002) y La fuerza del Amor (1989). Otras de sus novelas fueron En jirones (1985), La hermana secreta de Angélica María (1989), ¿Por qué mejor no nos vamos? (1992), Los postulados del buen golpista (1995), Siete noches junto al mar (1999), La más fuerte pasión (1995), Los postulados del buen golpista (1995), La Historia de Siempre (2007), Escena y farsa es la vida (2014), Como sombras y sueños (2014) y Autobiografía póstuma (2014).
Antes de El Vampiro de la Colonia Roma, Luis Zapata ya se había enfrentado a la crítica. A esa que viene con pretextos morales para no ver el corazón de un texto. En 1975, publicó Hasta en las Mejores Familias. “Un muy buen primer libro, juguetón y travieso, una pequeñita bomba liberadora que no carece de gracia, agilidad, ciertos momentos muy logrados”, dice el crítico literario Eduardo Mejía en un artículo de Nexos, de 1979. “… Su aparición fue absolutamente ignorada; dos de las tres notas críticas que recibió destacaban el mal gusto del autor, lo tachaban de inmoral y pornográfico, para con esos pretextos negar validez a la novela”, abunda Mejía.
Pero El Vampiro de la Colonia Roma fue El Vampiro. Se adelantó a su año. Batió registros de venta. Luego, fue traducida al inglés y francés. Hoy se conoce como texto fundamental. “Y, lo más importante, trascendió el concepto de literatura gay para consolidarse como un indispensable en el universo de las letras”, escribió el escritor y periodista Braulio Peralta en su columna “La letra desobediente”, el 19 de octubre de 2020.
Zapata compartió para un perfil de sí mismo en el Instituto Nacional de Bellas Artes que el editor de Grijalbo le sugirió que pusiera puntuación para que el libro tuviera más recepción. Pero él decidió que el texto se publicara como fue concebido. En 2014, cuando se celebraron 35 años de su aparición, se habían vendido 300 mil ejemplares.
Cuando se publicó, el autor tenía 28 años. Era admirador de Rocío Dúrcal y Angélica María quienes también aparecen en la novela. Con la intérpetre de “Eddie Eddie” cultivó una amistad larga y le dedicó La hermana secreta de Angélica María y el documental “Angélica María frente al mar”.
– ¿Tiene buena memoria? – le preguntó el periodista de Milenio.
– Tengo memoria para datos inútiles. Dice Enrique Serna que tengo una erudición trash y tiene razón. Me sé la filmografía y discografía de Angélica María, pero no me preguntes de historia de México.
Luis Zapata nació en Chilpancingo, Guerrero, el 27 de abril de 1951. Estudió Letras Francesas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Fue miembro de los consejos editoriales de El Nacional Dominical y Tinta Seca. También traductor del francés medieval.
Colaboró en publicaciones como Alianza Francesa, El Nacional Dominical, La Cultura en México, La Jornada Semanal, Milenio, Nexos, Punto de partida, la Revista de la Universidad de Querétaro y Sábado, el suplemento que tuvo el periódico Unomásuno hasta concluidos los noventa.
De influencias literarias reconoció a Gustavo Sainz y José Agustín, llamados escritores de La Onda, pero también la literatura francesa de la Edad Media con el poeta y novelista Chrétien de Troyes.
De premios, reconocimientos y becas, se encuentran una beca del Fonca de 1991; además el Premio Quetzalcóalt 1976 por Hasta en las mejores familias; Primer Premio del Concurso de Cuento en Francés 1977 por Deuxième Pont; Premio Nacional de Novela Juan Grijalbo 1978 por El Vampiro de la Colonia Roma, así como el Premio Estatal al Mérito Literario Juan Ruiz de Alarcón 1992.
De padecimientos, él mismo dijo tener bipolaridad en la entrevista con Milenio.
“Mi tío ya no logró recuperarse de sus principales afecciones que fueron la cuestión pulmonar y cardiovascular”, dijo ayer Patricia García Zapata, sobrina del narrador, dramaturgo y traductor mexicano. Ella y su madre Patricia Zapata Quiroz, estuvieron al frente mientras el escritor estuvo en cama. Ellas le sobreviven.
En 1979, cuando salió El Vampiro de la Colonia Roma, el crítico Eduardo Mejía concluyó su artículo en Nexos con premonición:
“… Lo más probable es que -a pesar de la aceptación de la homosexualidad en muchos campos, de la apertura de criterios-, a Luis Zapata se le tarde más aún en aceptar y reconocer. No importa: su novela es excelente”.