Empezó a los 43 años. Pero a partir de entonces, la vida la empeñó en los negocios. Su grupo logró una expansión que llegó hasta Estados Unidos.
(La Cerradura).- La tarde de ayer, a los 93 años de edad, vio la última luz en Monterrey, Nuevo León. Era presidente honorario de Grupo Famsa. Ya había entrado a la edad madura cuando puso la primera piedra de Fabricantes de Muebles Famsa en la avenida Colón y Pino Suárez en esa ciudad norteña distinguida por los buenos emprendimientos. Arrancaba la década de los 70 del siglo XX. La economía mexicana aún no entraba en vaivenes. Había control de precios y crecimiento económico. Pero seis años después, al concluir el sexenio de Luis Echeverría Álvarez, se desató una crisis por una espiral inflacionaria. Famsa no dejó de crecer. Su modelo lo basó en los abonos chiquitos con altas tasas de interés, el mismo de Elektra y Coppel. Logró fincar 379 sucursales en el país y una red de 19 tiendas de venta al menudeo en Estados Unidos. En 2006, incursionó como empresa pública en la Bolsa Mexicana de Valores. Ese mismo año, surgió el Banco Ahorro Famsa. Una época dorada de miles de millones de pesos que colocó a Humberto Garza González en la lista de Forbes. Estaba casado con Graciela Valdez con quien procreó a Humberto, Javier, Laura, Oziel y Hernán. El anuncio de esta muerte se dio apenas horas después de que la compañía anunció al mercado mexicano la salida del primogénito de la presidencia del Consejo de Administración. En octubre, otro funesto anuncio del grupo fue que su subsidiaria Famsa México presentó su solicitud de concurso mercantil. Los problemas se habían iniciado en 2019, cuando las autoridades de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores realizó una inspección en Banco Ahorro Famsa. Este año de pandemia, cuando Grupo Famsa celebraba su aniversario 50, esa autoridad anunció el proceso de liquidación del banco. Pese a todo, para Garza González parecía haber futuro. Nunca dejó de asistir a su oficina a trabajar. Y se fue como un ícono del comercio en México.