La cédula profesional dejó de tener relevancia en el gobierno de AMLO
Contar apenas con la secundaria o la simple displicencia de no hacer el trámite ocasionan que varios funcionarios no estén acreditados en el Registro Nacional de Profesionistas.
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La mañana del 23 de junio de 2021, el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo:
“Siempre digo que la felicidad no es acumular bienes materiales, dinero, fama, títulos, grados académicos, sino estar bien con uno mismo, con nuestra conciencia y con el prójimo”.
Con sus palabras, derribó la idea de la política del esfuerzo ensalzada en otros gobiernos como los de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) o Ernesto Zedillo Ponce de León (1994-2000). En esos tiempos, la formación universitaria era esencial. Los posgrados aún más. Carreras como Derecho o Economía estaban en boga debido a un discurso desde el poder.
El gabinete actual muestra que la carrera académica perdió esa relevancia: hay 14 funcionarios que carecen de cédula profesional, el documento obligatorio para los abogados y los médicos, pero que acredita ante cualquier autoridad los conocimientos suficientes para realizar tareas específicas. La gama de razones de los servidores públicos para no tener el documento va desde carreras truncas, nivel de escolaridad de la secundaria hasta falta de revalidación de estudios en el extranjero. En fin, en el presente, a los integrantes del equipo del presidente les da igual tener acreditación profesional o no. Y no importa. Las aulas, los libros y los títulos son un camino opcional en la existencia de una persona. Pero, sobre el asunto, a través de los años, los gobiernos han emitido visiones encontradas y ello también, como tantas otras cosas, ha puesto a México a la deriva. A continuación, la nota:
La cédula profesional dejó de tener relevancia en el gobierno de AMLO
Contar apenas con la secundaria o la simple displicencia de no hacer el trámite ocasionan que varios funcionarios no estén acreditados en el Registro Nacional de Profesionistas.
(La Cerradura).- A la polémica por el anuncio de la contratación de 500 médicos cubanos por el gobierno federal por supuesto déficit de personal, el ministro en retiro José Ramón Cossío D. añadió un elemento: para que los galenos puedan ejercer en México, requieren la cédula profesional.
El 17 de mayo pasado, el abogado tuiteó:
“ ... Tienen que revalidar sus estudios. Si van a hacerlo como especialistas, tienen que obtener el correspondiente certificado. No hacerlo puede ser constitutivo de delito o falta administrativa”.
Mientras se plantea la exigencia para los médicos cubanos, por lo menos 15 funcionarios del gabinete legal y ampliado del presidente Andrés Manuel López Obrador mantienen pendiente la obtención de la cédula profesional, de acuerdo con una revisión de las declaraciones patrimoniales en la Secretaría de la Función Pública y el Registro Nacional de Profesionistas de la Secretaría de Educación Pública.
En México, la cédula profesional es obligatoria para los abogados y los médicos, pero acredita ante cualquier autoridad los conocimientos suficientes para realizar tareas profesionales, según la Constitución.
Jorge Arganis, secretario de Comunicaciones y Transportes, quien obtuvo el título como ingeniero civil en 1967 por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y Miguel Torruco Marqués, secretario de Turismo, quien se licenció en administración hotelera y restaurantera en 2001 en la Escuela Mexicana de Turismo, aún no hacen el trámite ante la Secretaría de Educación Pública (SEP) para tener la cédula.
Hay una razón de peso para carecer del documento: no tener el título de licenciatura por dejar la carrera trunca. En esos casos están Ariadna Montiel Reyes, secretaria del Bienestar, quien estudió hasta 2000 la licenciatura en Arquitectura, y Nuria Fernández, quien fue nombrada como directora del Sistema de Desarrollo Integral de la Familia (DIF) y tiene sin concluir la licenciatura de Economía en la UNAM desde 1983.
También Leticia Ramírez Amaya, la nueva secretaria de Educación Pública en sustitución de Delfina Gómez, quien dejó inconclusos los estudios de antropología social.
La cédula como profesora de educación primaria por la Benemérita Escuela Nacional de Maestros la obtuvo en 1988, cuatro años después de que egresó de la Benemérita Escuela Nacional de Maestros.
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María del Rocío García Pérez quien también ocupó la dirección del DIF y ahora es subsecretaria de Bienestar, tampoco cuenta con cédula para su segunda carrera. La funcionaria tiene la licenciatura en Ciencia Política y Administración Pública cuyo título adquirió en 2021 y dejó trunca la de Sociología en la Universidad Autónoma Metropolitana en 2019.
Están también quienes no cuentan con una carrera universitaria como Ana Gabriela Guevara, directora de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte, cuyo nivel de estudios es la secundaria, y Javier May Rodríguez, director del área a cargo del Tren Maya del Fondo Nacional de Fomento al Turismo, cuyo nivel es el bachillerato técnico que concluyó en 1986 en el Cobatab de Tabasco.
Posgrados, pero sin cédula profesional
Tampoco aparece la cédula para la maestría en Derecho que Zoé Alejandro Robledo Aburto, director del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) concluyó en la UNAM en 2016. A su vez, José Rafael Ojeda Durán no tramitó la cédula por la maestría en Seguridad Nacional que en 1997 cursó en el Centro de Estudios Superiores Navales.
María Luisa Albores González no ha obtenido el documento por la maestría en Pedagogía y Práctica en la Universidad Campesina Indígena en Red que terminó de cursar en 2019.
El extranjero y la falta de revalidación
Los dos funcionarios más jóvenes del gabinete federal aún no obtienen la cédula por los posgrados que hicieron en el extranjero. Román Meyer Falcón, secretario de Desarrollo Agrario Territorial y Urbano, de 39 años, aún no la obtiene para la maestría que cursó en la Universidad Politécnica de Cataluña como tampoco la tiene Luisa María Alcalde Luján, secretaria del Trabajo y Previsión Social, de 35 años, quien estudió la maestría en Derecho en la Universidad de California en 2017.
En la misma circunstancia de tener estudios en el extranjero sin la obtención en México de la cédula se encuentra Nadine Flora Gasman Zylbermann, directora del Instituto Nacional de las Mujeres quien cursó una maestría en Salud Pública en la Universidad de Harvard y otra en Políticas y Administración de Salud en la Universidad de Johns Hopkins.
La cédula de Víctor Manuel Villalobos Arámbula quien en su declaración patrimonial reporta un doctorado en la Universidad de Calgary en Morfogénesis tampoco se encuentra en el registro de la SEP.