Lectora, lector, lectores:
En los últimos años hemos atestiguado la desaparición de 43 normalistas rurales, las ejecuciones cometidas por soldados en Tlatlaya, Estado de México; un terremoto en la CDMX, la crisis sanitaria en el planeta llamada COVID-19, más de 100 mil desapariciones en México, un suicidio en el Metro de la CDMX, otro terremoto en Siria, una inundación en Libia, otro terremoto en Marruecos, otro suicidio en el Metro de la CDMX … Ahí ha estado siempre la realidad para recordarnos que le somos indiferentes. ¿Quién cuida nuestra salud mental? El Estado mexicano no lo hace. Esta vez La Cerradura te relata cómo al desaparecer el Insabi dejaron de comprarse medicamentos para enfermedades psiquiátricas. Sin embargo –según estudios y neurocientíficos de la UNAM– el cerebro también es capaz de guardar en la memoria cómo se inunda el cielo de luz cuando el sol se va. Hoy es día de la patria y para nuestras almas eso siempre es suficiente. Que tengas una gran noche mexicana y muchos días buenos.
LRF
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El Insabi sólo hizo diez compras para enfermedades psiquiátricas entre 2020 y 2022
En su proceso de transición para sustituir al Seguro Popular, el organismo dejó de comprar medicamentos para la salud mental
Por Linaloe R. Flores
(La Cerradura).- La salud mental de México fue una de las damnificadas de la crisis del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi). En el proceso de transición para sustituir al Seguro Popular y atender a las poblaciones en vulnerabilidad –encomienda en la que fracasó– el organismo dejó de comprar medicamentos para las enfermedades psiquiátricas.
El Insabi signó 1,433 contratos repartidos a través de los años de la siguiente forma:
2020: 649
2021: 721
2022: 63
De ellos, sólo 10 -firmados en 2020- fueron para adquirir medicamentos para la salud de la mente. En Compranet, en 2021, ya no aparece registrada ninguna contratación pública relacionada con este tipo de insumos. En 2022 tampoco. Mucho menos en 2023.
En cuanto a monto, el instituto pactó en contratos 36 mil 544 millones 651 mil 788 pesos. De esa cantidad, los medicamentos para enfermedades psiquiátricas se erogaron 263 millones 150 mil 335 pesos.
Visto así, el Insabi destinó 0.6%. de su capacidad de contratación a los medicamentos para la salud mental, en tanto que lo comprado representa el 0.70 %. del total que erogó mientras estuvo activo.desde su nacimiento hasta ahora.
Mientras, organizaciones civiles describieron en sus informes un laberinto en la atención de las enfermedades de la mente. Cero Desabasto reportó que en 2021, las patologías de este tipo fueron las que más quejas generaron por falta de medicinas. Las otras fueron cáncer, diabetes, post transplantes e hipertensión.
El informe “Números de Erario: gasto en salud a enero de 2022”, de México Evalúa indicó que los programas afectados en el programa del Insabi, la atención a la salud mental fue la más impactada, pues mientras en 2020 hubo 62 consultas, la cifra llegó a cero en enero de los dos años siguientes.
El panorama de la carencia de medicinas para las enfermedades psiquiátricas se agravó porque el mayor de los diez únicos contratos que el Insabi otorgó, se le dio a Psicofarma el 10 de abril de 2020 por 102 millones 214,341 pesos. En septiembre del mismo año la Secretaría de la Función Pública inhabilitó a esa empresa y le impuso una multa, lo que obstaculizó el suministro de los medicamentos comprados. Psicopharma logró un amparo para volver a venderle al gobierno mexicano.
La sanción se debió a que la empresa incumplió con un contrato con el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado para la adquisición de Albendazol que es para enfermedades parasitarias.
En salud mental, esta compañía le ha proporcionado medicamentos para padecimientos psiquiátricos y neurológicos durante décadas al gobierno.
El declive
El 1 de enero de 2020 el Insabi inició operaciones con el encargo de brindar atención médica y medicamentos a las personas sin seguridad social. El padrón fue heredado por el Seguro Popular, creado en el gobierno de Vicente Fox y continuado por los gobiernos de Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto.
El instituto fue echado a andar entre advertencias de fracaso provenientes de varias voces. Carlos M. Urzúa, exsecretario de Hacienda del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, criticó en enero de 2020, en una columna publicada en El Universal, la carencia de “sustento normativo, financiero y operativo”. Con ello coincidió José Narro Robles, quien en febrero del mismo año dijo en el evento "La Salud de las Instituciones Públicas", en San Pedro Garza García, organizado por Vertebra, que el naciente instituto carecía de reglas de operación, lo que lo llevaría al declive.
Julio Frenk Mora, secretario de Salud de 2000 a 2006, expuso en marzo en la conferencia magistral denominada “Salud: la democratización interrumpida” en la UdeG de Guadalajara que la falta de diseño financiero afectaría justo a los más pobres. Después, de manera mancomunada con Salomón Chertorivsky, secretario de Salud de 2011 a 2012, publicó en Reforma el texto “Insabi: incertidumbre que mata” en el que fue pronosticado el declive del instituto debido a la falta de reglas de operación y manuales.
En enero de 2020 el gobierno de López Obrador presentó el Plan Nacional de Salud con el Insabi en el centro. El jefe del Ejecutivo anunció que el nuevo organismo acabaría con la corrupción que, según él, atravesaba los recursos del Seguro Popular. Se ofreció cobertura universal, la centralización de la atención y la garantía del servicio con solo presentar la credencial de elector. El Insabi, además, basificaría a 87,000 profesionales de la salud y reclutaría a médicos para que laboraran en zonas rurales.
Dos años después, la historia del fracaso estaba escrita. El 17 de marzo el gobierno publicó un acuerdo en el Diario Oficial de la Federación para transferir la atención médica encargada al Insabi al IMSS Bienestar. Según los rastros del instituto en Compranet, en su proceso, el área de la salud mental quedó en el olvido.