CÓDIGO DE ÉTICA
La Cerradura se esforzará por brindar historias propias y originales porque considera que la generación de contenido es la esencia del periodismo.
Su principio básico es la impertinencia, entendida esta en el sentido latino de la palabra: la independencia. Así que esta publicación no tiene ningún compromiso ni con gobiernos, empresas, fundaciones, partidos políticos, diputados, senadores, o mujeres u hombres que se distingan por adueñar demasiado dinero. No es que La Cerradura considere que esté mal tener recursos económicos o tome distancia del periodismo con financiamientos; lo que quiere es deberse a los suscriptores.
Esta “newsletter”, “carta de noticias” o “boletín” se propone ser de lo más impertinente; es decir, independiente, libre, sin jurados, ni evaluadores externos. Desea que sólo la desgreñe el viento. Por eso, aspira a vivir bajo el escrutinio único de sus lectores. Buscará por ello y en algún momento, que sean los suscriptores quienes paguen por la información que presente en aras de conformar una comunidad cuyo acceso a la información no tenga límites.
El costo de la suscripción será el más bajo posible. Acaso lo que cueste un cafecito en Guasave, Sinaloa o la Ciudad de México. Esos dos sitios parieron y formaron a la periodista hacedora y responsable de esta cerradura.
Esta “carta de noticias”, “boletín” o “newsletter” reconoce el derecho de los lectores a saber con plenitud qué fuentes de información fueron utilizadas para la hechura de los textos publicados. En general y por principio, serán los datos abiertos; es decir, la información de los gobiernos disponible en los mecanismos de transparencia. La Cerradura se compromete a ponerlos en orden y llevarlos al máximo grado de verificación.
En cuanto a su lenguaje, tratará de atenerse a las reglas del Español dictadas por la Academia Mexicana de la Lengua.
El periodismo es una práctica falible y por ello, en caso de errores cometidos en sus noticias, La Cerradura deberá corregirlos de inmediato y sin reparo alguno, como lo permite el periodismo digital. Cuando se le marquen fallas, se detendrá a escuchar y se obligará a un proceso de revisión.
Ahora, cuando ocurra al revés, y La Cerradura detecte errores en otros medios que la afecten, actuará de la siguiente forma:
1) Partirá del principio de que los humanos nos equivocamos de una u otra manera
2) Tocará a la puerta del medio e intentará saber qué ocurrió en el proceso editorial para obtener el resultado que le concierne
3) Cuando esté en la necesidad de hacer un reclamo a un medio, La Cerradura se niega, desde ahora, a exponer el caso en las redes sociales o cualquier otro espacio público, mientras no esté resuelto entre las partes
4) También se niega a generar o participar en cualquier acto de difamación de un colega periodista, o medio informativo, en cualquier situación y circunstancia, se trate de quien se trate y haya hecho lo que haya hecho, en cuanto a un proceso editorial
5) Siempre, siempre, privilegiará el diálogo
6) Sólo agotada la instancia de la conciliación y si se le negó reconocimiento, se reserva el derecho que otorgan las leyes mexicanas a la denuncia ante las autoridades cuando perciba un agravio en su contra
7) La Cerradura reconoce que los periodistas mexicanos suelen tener cargas de trabajo que en algunas circunstancias pueden conducirlos a errores. Aspira a que ello cambie y a pugnar por los mejores métodos, pero tendrá presente en sus consideraciones esa circunstancia
Querida lectora, querido lector:
Esta es La Cerradura. Te la entrego. Gracias por el privilegio de tu hermosa lectura.
Atte:
Linaloe R. Flores
Periodista